José Garrido Lapeña, veedor

Lo que yo pienso de la tecnología (instagram incluido)

Foto y texto íntegros publicados en la revista sombras foto nº 129. La mesa redonda a la que se alude fue el 15 de enero de 2013
Tecnología versus fotografía.
(texto refundido del preparado, con este mismo título, para el epílogo de la mesa redonda sobre la RSFZ en su 90 aniversario)

Siempre que puedo digo que soy contrario a la tecnología; al tener que escribirlo para proclamarlo desde un estrado, he preferido sentarme antes un rato en la silla de pensar y una vez allí, una reflexión mínima me lleva a darme cuenta de la verdad: soy un apasionado de la tecnología y la uso y necesito en todo mi hacer fotográfico; voy a intentar explicarlo a continuación.

La fotografía en su origen, es un sueño que sólo puede ser realizado mediante el desarrollo tecnológico, es claro y evidente que sin tecnología no hay fotografía.
Por lo tanto parece dificil decir que la fotografía pueda ir contra la tecnología.

Actualmente la tecnología, el desarrollo tecnológico lleva a que la máquina resuelve, o puede resolver casi todas las cuestiones técnicas que antes resolvía el fotógrafo mediante sus conocimientos y cálculos. Pero esto no es algo nuevo, pues desde su origen, los avances tecnológicos han simplificado el proceso fotográfico y se ha planteado con frecuencia este debate. (recordemos lo que pasó con las primeras cámaras de kodak: usted encuadre, dispare, que nosostros hacemos el resto, en los 80 con la popularización de las cámaras reflex y en los 90 con la mejora de las emulsiones y el incremento de las películas en el mercado.)

Como tantas veces, el progreso asusta, nos hace pensar que es la máquina la que hace las fotos, y en muchos casos así es; ahora mismo, ya no hace falta conocer los procesos técnicos para hacer buenas fotografías. La pregunta es si la tecnología puede acabar con su hija, la fotografía, por el hecho de simplificarla (Foncuberta habla de la fotografía despues de la fotografía).

Hay otras preguntas:
¿Es malo que el aficcionado o el simple propietario de cualquier aparato de comunicación (loco por tener un recuerdo instantanéo) pueda tenerlo fácilmente?
¿Por el hecho de tener un aparato capaz de tomar instantaneas, somos artistas, siquiera fotógrafos?
¿Es malo que la tecnología pueda convertir en “espectacular” una imagen que no lo era al salir de la cámara?
¿Es contrario a la fotografía que se puedan hacer y se hagan miles y miles de fotos en cualquier circunstancia?
¿Que pasa por que estas fotografías se difundan hasta el infinito a traves de las redes sociales?
Tantas preguntas como queramos.

Me gustaría mirar esto desde otro punto de vista, realmente la fotografía es una forma tecnológica del dibujo y la pintura, ¿alguien se ha preguntado alguna vez si es malo que el que tenga un lápiz lo utilice?
Podriamos repetir todas las preguntas ahora pensando en el lápiz y el papel.
Una forma mas sofisticada del dibujo es la letra, ¿es malo que se enseñe a los niños a leer y escribir? La masificación de la escritura y la facilidad para llevarla a cabo ¿lleva a alguien a pensar en su posible ruina y desaparición?

Claro, me direis todos sabemos distinguir entre los rayujos de un niño y los dibujos de Forges, sabemos que Goya con un lápiz hace una obra genial y vemos nuestros propios rayujos y sabemos que eso no es nada que merezca la pena.
Lo mismo pasa con las letras, con la escultura, con otras formas de comunicar.
A pesar de esto se han expuesto y vendido (incluso a los museos) muchas obras sin ningún valor, se ha escrito y publicado mucha basura literaria, se profana el lenguaje todos los días de forma pública y notoria (no, no voy a hablar de los medios de comunicación) y nadie, insisto, nadie teme por la desaparición de la literatura, ni de la pintura, ni de la escultura ni de nada.

El punto de inflexión, la perdida del miedo al avance tecnológico, sólo puede venir por la formación, por el conocimiento, (ya Cortazar en el cuento “las babas del diablo” apuesta por la enseñanza de la fotografía en las escuelas), no el conocimiento de los medios técnicos, sino el conocimiento del lenguaje fotográfico, de su capacidad expresiva y descriptiva. Si los deberes del cole son unas sumas, una redacción, un dibujo de la familia y una foto de la habitación, el niño aprenderá con los demas lenguajes el de la imagen fotográfica.

Cuando sepamos lo que queremos decir, veamos lo que otros nos dicen y seamos capacces de tener una visión crítica, entonces estaremos tranquilos, porque eso que decimos con fotografías, no se puede decir de otra manera, no hay un lenguaje textual ni pictórico ni otro que pueda sustituirlo. Si la tecnología nos facilita el decir eso, bienvenida sea.

Pero no quiero decir que tengamos que morir al palo de usar toda la tecnología, aquí cada uno debe saber elegir su lápiz y trabajar a gusto con él, desde los piraos que quieran (los hay) seguir las técnicas del viejo daguerrotipo, usar el colodión húmedo (este proceso a pesar de las mejoras que supuso en su día es tan incómodo de realizar, que no tiene que yo sepa practicantes), emulsionar placas de vidrio, o usar las mas recientes películas de gelatina, hasta los que utilizan siempre el último desarrollo tecnológico, si tienen algo que decir, ¡que lo digan! si alguien quiere verlo, ¡que lo vea!

Quiero destacar que ante estos temas hay mucha confusión, no son aspectos claros y definidos, hay muchas y anchas lineas intermedias, muchas razones y razonamientos muy válidos, o no. Y para concluir y dejar claros los principales conceptos de este debate, uso una frase de Sócrates:
“ni los poetas, ni los artistas ni yo sabemos lo que es lo verdadero, lo bello y lo bueno. Mi superioridad en la sabiduria, se reduce sólo a que yo sé que ignoro lo que no se”(una variante del popular “yo solo sé que no se nada”)
Para ayudar a esta confusión, diré que esta frase no es estrictamente de Sócrates, es de la “Apología de Sócrates” escrita por Platón, traducida al francés (según creo desde el texto publicado por Giry) de forma un tanto libre por Diderot, usada por Rouseau en el “discurso sobre las ciencias y las artes”, traducido al castellano por Mauro Armiño y ¡claro!, como no, reinterpretada y resumida por mí.

Vale
José Garrido Lapeña
josegarridolapenna.blogspot.com

4 comentarios:

Carlos Gil dijo...

Yo de joven (mas joven) me pegaba encerrado en el cuarto oscuro que habilitaba en mi dormitorio tardes de sábados y domingos revelando fotos, haciendo enmascaramientos con cartulinas para exponer unas zonas más que otras, recalentaba el revelador para conseguir lo que nunca llegué a conseguir, más que algún sofoco por el ácido acético en una tarde sin ventilar ni abrir la puerta del improvisado cuarto oscuro. Me gastaba todas las propinas que recibía en fotografía. Los fuegos artificiales eran mi mayor frustración (entre carrete y revelado cerca de 1500 pts de las de entonces) para que solo saliera una o dos fotos que merecieran la pena. Me compre el equipamiento para laboratorio en color, pero solo obtuve mediocridades. Hice todos los cursos que se podían hacer, e incluso yo mismo hice de docente en algunos de ellos, en mi epoca de voluntario en Proyecto Hombre y en el PIEE. Por eso soy un entusiasta de la fotografía digital: que tal vez no sea fotografía, pues tal vez. Mi D90 y el CS-S me permiten hacer lo que quiera: capturo la imagen y la manipulo, la puteo y sale, no se si lo que busco, o lo que la memoria RAM tiene a bien ofrecerme. Lo digital ahorra mucho, tanto en medios como en conocimientos necesarios para obtener una imgen con calidad y ha hecho perder a la Fotografía todo aquel halo de profesion multidisciplinar: químico, optico, heliografo reservado a unos pocos. Hoy cualquier mangurrino con 12 MP en un móvil puede conseguir una instantánea que nos deje la boca abierta. Creo que la fotografía como profesión, al igual que otras muchas profesiones, ha sufrido un golpe casi mortal con lo digital

Anaximandro dijo...

Hola, José. Aunque apenas hace 24 horas hemos intercambiado personalmente algunas impresiones, no me resisto a comentar, eso sí muy brevemente, esta interesantísima entrada tuya.
Planteas un tema eterno: los límites de la manipulación fotográfica, si es que los hay, lo cual me parece perfectamente aplicable a otras disciplinas. Yo creo que en realidad todo es mentira, dicho en el sentido de que todo lo que mostramos forma parte de una visión siempre subjetiva. Pero quizás deba existir algún límite. Si existe, yo desde luego no sé donde está, aunque quizás se encuentre precisamente en la permanente actitud de preguntarnos por ello. Me has dado una idea para una próxima entrada. Ya me dirás si hay que abonar algo por derechos de autor.
Un fuerte abrazo.

José Garrido Lapeña dijo...

Hola Carlos: Muchas gracias por tus aportaciones, dices muchas cosas, pero hay una en la que estoy totalmente en desacuerdo, la profesión, como tal no creo que peligre, al cambiar (mejorar la herramienta) hay un cambio en el oficio, lógicamente habrá mucha gente que haga buenas imágenes, pero el conocimiento del lenguaje fotográfico será el que determine los buenos fotógrafos y los buenos usuarios de fotografía; no creo que desaparezca la exigencia en este sentido, aunque lógicamente habrá muchos sectores del mercado que desaparezcan (ya lo están haciendo) donde haya deseo de un buen trabajo, fotográfico, habrá un buen fotógrafo y será valorado y pagado. Y no siempre dará igual que el conocedor del lenguaje haga las fotos con un aparato o con otro. Claro cuando sólo importe el precio, siempre habrá alguien que lo haga gratis, que de todo hay en la viña...
Gracias de nuevo y un abrazo

José

José Garrido Lapeña dijo...

Hola Anax: das píe en tu texto a un nuevo (no tan nuevo) tema de debate y discusión "la verdad, la mentira y la fotografía" dices que todo es mentira, yo creo que no, todo no, y esto me lleva de nuevo al tema del lenguaje fotográfico, pero creo que esto es para otro día.
En cuanto a los derechos de autor, te diré en cuanto vea tu nueva entrada, pero en ningún caso pasaran del céntimo.
Un abrazo

José